¿Cómo son los millennials y por qué se creen mejores que sus jefes?
por : revista SEMANA.COM
No son flojos pero sí trabajan distinto; fueron chicos a los que sus padres siempre les dijeron que eran especiales. Varios jóvenes explican cómo es pertenecer a una generación que será el 75 % de la fuerza laboral en el 2025.
“Una generación fallida, una partida de flojos, egoístas, creídos
y pretenciosos”, es lo que pueden decir muchos acerca de los millennials,
la generación que nació entre 1981 y 1995, y que en pocos años será el 75 % de
la fuerza laboral en el mundo, según la empresa consultora Deloitte. Se trata de un grupo de personas que
se hizo adulta con el cambio de milenio en una época de auge económico, y un
desarrollo tecnológico vertiginoso.
Según
Simon Sinek, escritor y coach británico, de 43 años, uno de los principales
problemas de esta generación es su crianza: “Fueron chicos a los que les
dijeron todo el tiempo que eran muy especiales; que podrían lograr todo solo
por quererlo; que recibieron galardones, no porque los merecían, sino porque
sus papás se quejaron; que recibieron mejores notas porque sus papás se
peleaban con los profesores… y cuando llegaron al trabajo se chocaron con la
realidad”.
Algo
que caracteriza a esta generación es que todas sus relaciones están mediadas
por dispositivos móviles y muchos de ellos se han vuelto totalmente dependientes
de sus celulares o sus computadores, por razones que no tienen que ver solo con
lo laboral, sino con su bienestar psicológico.
Varios
estudios han comprobado que el reconocimiento por redes sociales provoca una
sensación de bienestar porque el cuerpo libera dopamina, la hormona de la
“felicidad”, la misma sustancia que el organismo produce cuando bebemos,
fumamos o apostamos.
Mauricio
Delgado, profesor de psicología de la Universidad de Rutgers en Estados Unidos,
dijo al sitio de la Asociación Americana de Marketing que cuando generamos interacción en
redes sociales se activan las mismas áreas del cerebro que se activan cuando
alguien nos sonríe, cuando nos dicen que hacemos bien el trabajo o que somos
unas buenas personas: “Todos estos refuerzos sociales son abstractos pero
muestran una actividad similar en los centros del cerebro dedicados a la
recompensa”, explicó.
Para
Sinek el problema con los dispositivos móviles y las redes sociales es que
dificultan profundizar en las relaciones personales. “Muchos de ellos
admitirían que sus amistades son superficiales; muestran que están felices en
sus fotos, pero en esta generación se subieron los índices de suicidio, de
depresión y de muertes por sobredosis. Está demostrado también que las redes
sociales generan ansiedad”.
De
hecho, el Informe del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses del año
2015 indicó que la población más vulnerable al suicidio en Colombia tiene
entre 20 y 29 años. Y la Organización Mundial
de la Salud (OMS) estimó en 2016 que 800.000 personas se suicidan cada año en todo
el mundo a causa de la depresión y ansiedad.
Por
otro lado, el internet ha hecho de los millennials una generación impaciente.
“Cuando ellos buscan en google, en 0.15 segundos tienen 45.000 resultados,
pueden hablar con cualquier persona en cualquier parte del mundo en instantes,
si quieren ver cómo es el Louvre, o cómo es China o cómo es África pueden verlo
a través de un clic. Son la generación de la inmediatez”, dijo Héctor
Mauricio Rincón, doctor en Humanidades, humanismo y persona, y doctor en
Economía y Empresa.
Es
por eso que los millennials tienen una percepción distinta del tiempo en
comparación con la generación anterior –la generación X- y que sienten que
deben tener logros rápidamente. “Pero las cosas importantes necesitan tiempo…
ellos ven la cima de la montaña pero no ven el camino”, afirmó Sinek.
Y es
la impaciencia lo que ha afectado varias áreas de la vida de los millennials,
como el trabajo, por ejemplo. Son personas que definitivamente quieren
flexibilidad de tiempo, no tener que cumplir horarios, ellos saben que el hecho
de estar ocho horas frente a un computador no significa que estén siendo
productivos. Quieren tiempo para viajar, para hacer vida social, para salir,
para la diversión, para el ocio, y cuando llegan a un lugar que les elimina
esta posibilidad se sienten frustrados, infelices, según explicó Rincón.
“Ellos
se creen mejor que sus jefes – agregó Rincón- porque de verdad son mejores en
muchos aspectos: manejan mejor la tecnología, se graduaron más jóvenes, hablan
más idiomas y se plantean otras formas de solucionar los problemas. Nosotros,
la generación anterior, hemos tenido que hacer la transición y por eso chocamos
con ellos, por eso pensamos que son flojos, vagos”.
Los
millennials entrevistados afirmaron que no se adaptan con facilidad a las
formas tradicionales de vida. Ellos no están pensando en una pensión, no
quieren quedarse 30 años en una misma empresa y no le van a poner empeño a algo
que no les gusta, porque son muy importantes para sí mismos y sienten que si no
hacen algo que los satisface están perdiendo el tiempo.
“Renuncian
muy rápido a su trabajo porque llegan a corporaciones y ambientes laborales
donde además el ser humano no importa. Luego piensan que ellos son los
culpables. Pero no son los culpables, porque los papás no los criaron bien.
Ahora la responsabilidad recae en ellos mismos y en los nuevos líderes para que
puedan aprovechar su potencial”, dijo Sinek.
En
defensa de los millennials, ellos han sido los protagonistas de hechos como La
Primavera Árabe, que fue posible gracias a Twitter; son responsables de sitios
como Wall Street, están al frente del manejo de la información que reveló
Wikileaks, son los creadores de las redes sociales, y de grandes innovaciones
tecnológicas y emprendimientos.
Nicole
Chapaval, Head of Education (Lider en educación) en Platzi, una de las
plataformas de educación en línea más exitosas en habla hispana, dijo que no
cree que la generación sea floja sino que funciona distinto: “Es generación de
oportunidades, sobre todo hechas por nosotros mismos. Lo que pasa es que el
internet nos mostró que existían otras formas de vivir, otras formas de
acercarnos a la educación, al trabajo y al consumo; cuando tienes esas
posibilidades tu panorama es más abierto y quieres intentar otras formas de
vida”.
Según
Chalpaval si los millennials encuentran un trabajo y un lugar en el que se
sienten bien, en el que pueden hacer lo que les apasiona, serán las personas
más esforzadas: “En Platzi, por ejemplo, a nadie le gusta madrugar pero si
llegas a las 10 de la noche todavía hay gente; puede que un día no quieren
venir a la oficina y pueden entregar su trabajo desde la casa, la biblioteca o
desde un café y no pasa nada. No es una generación floja, es una generación que
trabaja distinto. Ahora, sí hay empresas en las que quieren jugar todo el
tiempo, pero esas son las que no prosperan. Pero si ves las nuevas startups y
las empresas emprendedoras exitosas, son lugares en los que se trabaja muy
duro”.
La
soledad y el individualismo es otra característica importante de esta
generación. Ellos se sienten muy importantes, por eso muchos no se quieren
casar, no quieren tener hijos, no quieren renunciar a las posibilidades del
mundo, a los viajes y a conocer otros lugares o estudiar más, por eso algunos
los tildan de egoístas. “No somos egoístas, cuando hay una causa podemos
unirnos y comprometernos, lo que pasa es que tenemos claro lo que queremos.
Sabemos que queremos viajar, sabemos que queremos emprender y sabemos lo que
significa un hijo para esos planes. Y pienso que no es una negación rotunda,
pero queremos hacer primero otras cosas. Más que nada creo que somos más
conscientes”, concluyó Chapaval.
Los millennials entonces
son esa generación que implica un reto para la generación anterior y que
probablemente podrá ser más comprensiva con la generación que viene, con la
generación Z, esa que según los expertos será más individualista y le dará
mucha más importancia a la tecnología y la virtualidad.