Foto: espndeportes.com /Por: Hollman Feliciano. veadeportes.com
Junior de Barranquilla obtuvo un valioso empate en su visita al estadio de Ditaires enfrentando a Itaguí. Los paisas se fueron en ventaja tras un cobro de tiro de esquina en el que Armando Nieves no marca y Felipe Correa, de cabeza al minuto 21, abre el marcador. El empate se produjo a falta de 3 minutos de cumplirse el tiempo reglamentario, una pelota que gana Diego Amaya a pocos metros del área y saca el zurdazo al poste más lejano del arquero para poner el resultado final 1x1.
Junior se mostró como un equipo que luchó para no perder, entrega de sus jugadores y gran despliegue desde el punto de vista físico fueron estandartes que además del marcador, sirvieron para ocultar errores de funcionamiento.
Desde el arranque, Itaguí se hizo dueño de la pelota, pero con poca profundidad, Junior solo veía como los paisas se apoderaban de su propio terreno a base de dinámica y buen trato a la pelota, no obstante, el tiburón, con dientes afilados “mordió” al rival en proximidades del área para evitar el riesgo. Hasta que al minuto 21 llegó la apertura del marcador, tras un tiro de esquina, Felipe Correa, viniendo desde atrás y ante la “marcación visual” de Armando Nieves, empuja el cabezazo para el 1x0, justicia en el marcador, hasta ese momento, consecuencia del trabajo desarrollado por los de Leonel Alvarez.
Después de ser una sombra, Junior comenzó a generar peligro en el arco contrario, primero, con determinación y orgullo adelantaron líneas y establecieron el juego en terreno enemigo, presión constante, apoyo de Fawcett, inspiración de Giovanni, picardía de Vladimir y la calidad de Teófilo comenzaron a taladrar la defensa de Itaguí. A los 34 minutos, Fabio Rodriguez, como último hombre, derriba fuera del área a Vladimir quien iba camino de gol y es expulsado, vino el lanzamiento de G10 en tiro libre que bajó solo unos centímetros después del horizontal, luego, un par de centros peligrosos de Fawcett que fueron despejados y la jugada más clara para Junior: una sucesión de pases que encuentra a Teófilo dentro de las 18, el delantero que encara y gambetea de derecha a izquierda, hacia el corazón del área para buscar perfil de remate…pero no escoge con decisión el lugar de destino de la pelota y termina estrellándola contra el horizontal, se salvó Itaguí.
En el complemento, con Amaya remplazando a Nieves, Junior sale decidido a empatar el juego, aprovechando la superioridad numérica “embotelló” a Itaguí. “Cheché” Hernández se desespera y excluye del juego a Narváez, ingresa Luis Carlos Ruíz y cambia la figura, queda con un solo hombre para la recuperación, además Ruíz entró a la cancha pero nunca al juego, luego Dayro Moreno (mermado en lo físico), le da paso Carlos Rentería, aplicando el técnico aquella antigua, pero errónea concepción, de que entre más delanteros más goles, es posible que ocurra, en el fútbol no hay nada garantizado, pero en esta oportunidad el partido no estaba para eso. Tras los cambios y variantes, Itaguí tomó un respiro y con 10 hombres logró volver a quitarle la pelota a Junior. En esos momentos Junior lució sin brújula, desubicado, el medio campo no tenía un funcionamiento coherente, surgiendo como tabla de salvación el pelotazo, ese mismo que fue protagonista ante Envigado, ese mismo que evidencia desespero, facilismo, falta de ideas y lo más importante: falta de soporte y estructura de trabajo para encontrar soluciones más eficientes, máxime con los jugadores que se tienen. Pero Junior no decayó, mantuvo constancia en su despliegue físico y entrega, su espíritu de lucha se mantuvo y se sobrepuso al mal momento, Itaguí se vio cansado y los pelotazos de Junior lograron ponerlos en aprietos, se jugaba muy cerca de su arquero. Hasta que un defectuoso rechazo de Itaguí mas la presión de Braynner García y Diego Amaya, siendo este último en adueñarse del esférico, a dos metros del área saca el zurdazo que se eleva y cae antes escapando del alcance de Zapata, 1x1, marcador final.
Hasta ahora las cosas han salido bien, pero muchas otras se han hecho mal. A estas alturas, un año después de ocupar el cargo, “cheché” debería tener la “máquina aceitada”, sin embargo, lo que menos se ve es el funcionamiento colectivo en defensa y menos en ataque, determinante sobre todo para instancias definitivas. Pero los resultados se dan, además se nota compromiso y esfuerzo de los jugadores, eso sí, hay errores que se ocultan tras los números, pero los hay, aunque se escuden detrás de la perfección de la “media inglesa”.
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