POR HUGO ILLERA
DIARIO DEPORTES
INFORMADORES DEPORTIVOS
Me quedó
sonando la sentencia de Iván Mejía al final de la transmisión de Caracol Radio:
“Pekerman es más de lo mismo pero más caro”. También releí la Sala de Redacción
que escribí sobre el partido que Colombia ganó 1x0 a Perú. El colofón de la
misma dice: “Ahora, hay triunfos que perjudican más de lo que pueden
significar. Esperemos que este, no sea el caso. Recuerden que la burra era
mansa…”. Hernán Peláez se preguntó por los 24 días de entrenamientos de la
selección a puerta cerrada, recordó los micro ciclos y preguntó si habían
valido la pena. César Augusto Londoño comentó que, por única vez, Pekerman tuvo
al grupo de jugadores por más de tres semanas porque, de aquí en más, llegarán
faltando dos o tres días y si no mostró cosas nuevas ahora, que tuvo tiempo,
cómo hará después. En fin, me remito solo a los conceptos de mis compañeros de
Caracol Radio pero bien podría hacerlo con el resto de los colegas de todos los
medios del país. La conclusión, luego de la derrota de Colombia 1x0 ante
Ecuador, fue de desencanto total. Cuando Pekerman se encargó de la selección,
Colombia era 6ª en la tabla de posiciones. Hoy, dos partidos y cinco millones
de dólares después, estamos en la misma posición y por fuera de los lugares que
dan la posibilidad de ir al mundial.
Colombia,
ante Ecuador, volvió a naufragar en la generación de juego y es un contra
sentido. Lo mejor, supone uno, que tiene nuestro seleccionado son los jugadores
de ataque que poseen, gracias al Dios del fútbol, la cualidad de hacer goles. Y
los goles son los que ganan partidos. Pero, extrañamente nos hemos pasado los
dos partidos vs. Perú y Ecuador viendo la manera angustiosa como Colombia se
defiende más que con hombría y con ganas que con fundamento táctico.
Eso por el
lado defensivo porque, por el lado del circuito ofensivo, el planteamiento y el
desarrollo del mismo es de una pobreza inconcebible cuando se tiene a Falcao,
uno de los mejores goleadores del mundo, a Dorlan, a James, a Ramos, a Muriel.
Jugadores con gol. Padecimos, rezamos, prometimos mandas, besamos las
estampitas de la Virgen invocando un triste gol.
Todo porque
no fabricamos las oportunidades. No hay una idea clara para generar fútbol. Hay
cosas que, en el juego, son claras y elementales y, sobre ellas, hay que montar
los esquemas: recuperación del balón, tenencia, administración, generación de
espacios, sociedades, profundidad en ataque y remate a gol.
Si el fútbol
fuera tan primario, que solo fuera meter pelotazos y pelotazos, no se
necesitarían a los directores técnicos tan veleidosos como “enreda la pita”. Y
digo esto porque ante Perú la orden fue pasar de largo y meter pelotazos a
ultranza buscando a Falcao. Sin sorpresa. Y frente a Ecuador se acercó más a
James a Falcao, se suponía que también a Dorlan para utilizar dos posibilidades.
Conectar a Falcao con generación de fútbol y espacios o a través de pelotazos
(jamás hubo). Ni lo uno, ni lo otro y el pobre Falcao siguió deambulando en los
partidos de Selección Colombia porque Pekerman no puede integrarlo al juego.
James no pudo con el compromiso porque exageró su gestión individual y Dorlan
se convirtió en uno de los dos guardaespaldas de Armero. Él y Soto no hicieron
otra cosa que “marcar” a su compañero Armero para que no la embarrara. El
remedio fue peor que la enfermedad. Parecía que Colombia jugaba con tres
laterales izquierdos cual más ineficientes. Armero no marcó, Soto no apoyó y
Dorlan no fue atacante, ni goleador.
Las tarjetas
amarillas para Yepes y Aquivaldo, que los inhabilitan para el próximo
partido vs. Uruguay, develan que no existe un montaje real del circuito
defensivo en nuestro seleccionado. Los jugadores hacen su “jugao”, a la buena
de Dios, a lo que vaya saliendo y eso es fatal. A algunos les alcanza como a
Aquivaldo, Yepes y Sánchez pero, hay otros cuyo nivel individual no da como
Armero y Guarín.
No será
fácil, le acaba de decir al fútbol a Pekerman. Si el argentino no se integra,
si no termina de jugar al escondido, sino le baja a la prepotencia, sino se
centra en lo fundamental estaremos a las puertas de una eliminación que será,
igual de dolorosa, pero multimillonaria en perdidas comenzando por los cinco
millones de dólares que se ganan él y sus 11 asesores.
No es por
los periodistas, es por los colombianos que, a través de la prensa, se enteran
del diario acontecer. No es por nada más. Y porque, si hay quienes piden que
“dejen trabajar a Pekerman” (como si el periodismo estuviera empecinado en que
no), el mismo Pekerman debe “dejar trabajar al periodismo deportivo” y, sobre
todo, respetarlo. Es posible que, a partir de anoche, haya podido sentir lo que
pesa el concepto del periodismo colombiano. Y es posible también que, por
primera vez desde que llegó, se haya sentido solo a pesar de sus múltiples
asesores. Si el periodismo puede tener acceso a los entrenamientos (no a todos
por supuesto), y si puede conversar con él, a través de sus comentarios pudiera
Pekerman escuchar voces que no sean áulicas, que sean diferentes, incluso
contrarias, para que pueda confrontar si sus ideas van o no por buen camino. Encerrarse
es pretender una sabiduría absoluta que, evidentemente, es un error.
Ahora bien,
¿Qué le dejó a Pekerman el juego a la altura de Quito?. El equipo colombiano
jugó a los 2.800 metros sobre el nivel del mar. Su rendimiento, en Quito, dio
grima. ¿Insistirá en jugar en Bogotá?. ¿Cómo hará para adaptar a los jugadores
con solo dos o tres días?. Y estoy preguntando por el plan científico, no con
intención que no juegue con Uruguay en El Campín. Esa decisión es muy personal
de él y para eso le pagan. Y bastante.
Desafortunadamente
el partido que Colombia le ganó a Perú fue solo una ilusión. Un gol encontrado
de milagro, hizo que se viera un oasis en medio de la aridez del desierto
futbolístico de nuestro seleccionado.
Un camello,
llamado Ecuador, nos devolvió a las arenas movedizas de un Clasificatorio al
Mundial de Brasil que, hasta ahora, volveríamos a ver por televisión…
PD:
El gesto de los jugadores del seleccionado colombiano de ir al banco de Ecuador
a saludar y abrazar al DT Reinaldo Rueda, al AT Alexis Mendoza, al PF Carlos
Eduardo Velasco y al EA Pedro Zape fue un bálsamo para ese grupo de buenos y
eficientes trabajadores del fútbol. Cuando los sacaron de la selección
lloraron, me consta. Ayer, antes del juego rieron como poniendo punto final a
ese trago amargo. Antes del juego. Después el juego, como buenos colombianos,
supieron respetar el dolor patrio. Respeto, que no tuvieron otros, hace un
tiempo
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