Ayer, por primera vez, Alexis García sintió lo que es una afición enfurecida por la derrota como local de su equipo, algo que no vivió nunca como técnico de Equidad, donde trabajaba cómodo.
Apenas lógico, en Junior la exigencia y la impaciencia es mayor que en Equidad y que en muchos otros equipos de Colombia. La semana pasada le escuchamos decir a un comentarista que si por los hinchas del Junior fuera, cambiarían de técnico cada ocho días. Nada más cierto que eso.
Esta situación de Alexis no es nueva en Junior. La vivieron Dulio Miranda en 2002 y Santiago Escobar en 2008. A ambos les costó sacar buenos resultados en las primeras fechas del torneo y terminaron despedidos. Dulio después de la cuarta fecha y Sachi después de la séptima.
Para nadie es un secreto que los proyectos en el fútbol se sostienen con buenos resultados y más en un equipo como Junior donde siempre hay urgencia de triunfos y son estos, precisamente, los que no aparecen en el equipo que dirige Alexis.
El timonel rojiblanco sigue manteniendo la fe y sus jugadores lo respaldan tanto que ayer todos fueron a poner la cara en la conferencia de prensa. Pero es un hecho que el compás de espera de la hinchada comienza a agotarse. El de los dirigentes parece estar firme, pero como es Junior eso puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
Lo que realmente preocupa es que Junior, en lugar de mostrar progresos en el aspecto futbolístico, ante el Cúcuta haya mostrado su peor cara. En los juegos anteriores, aún perdiendo, mostró señales esperanzadoras, pero ayer no hubo un solo jugador rescatable, al equipo le sigue costando definir las ocasiones de gol y a la gran cantidad de tarjetas amarillas por juego se empezaron a sumar las rojas, como la de Jossymar Gómez, en el mejor momento del Junior en el partido. Si algo no se le puede desconocer a Alexis García es que no sea un técnico trabajador, pero en el fútbol el verdadero juez son los resultados. Y si algo no se le puede reprochar al Junior es que no sea un equipo que entregue hasta la última gota de sudor, pero en el fútbol eso tampoco suma puntos. Se le viene una semana difícil al técnico, que tendrá demostrar que sí tiene ropa para seguir capitaneando el barco tiburón.
Por Manuel Ortega Ponce
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