miércoles, 18 de febrero de 2015

¿Éste es nuestro carnaval?

por HUGO ILLERA 
DIARIO DEPORTES 


¡Nojoda Hugo, te le volaste a los cachacos…! me gritaron desde una carroza en la Batalla de Flores el sábado de carnaval. La verdad no. Los carnavales de Barranquilla son tan famosos que la carreta de estar enfermo, de viajar de urgencia a solucionar un problema, o algo así, nadie las cree. No hay necesidad. En el fondo, los jefes de las grandes empresas saben que para el barranquillero es una cita sagrada. Y también para los cachacos y extranjeros. Que los primeros si echan carreta para venir. Pero no importa, en carnaval todo se vale. Me vine preocupado para Bogotá por el tema del carnaval. Hace ratos que algo no está bien. El utilitarismo está matando la fiesta tradicional, esa que fue distinguida por la Unesco. La publicidad está matando a los hacedores del carnaval. Las carrozas (mal llamadas así pues ahora son tractomulas de una empresa que muestra muy bien su producto) sirven para publicitar y mostrar un artista que nada tiene que ver con la fiesta ancestral. O sirven también para que una empresa muestre modelos del interior (bonitas ellas y tal) que no tienen nada que ver con las manifestaciones culturales. Y lo que es peor, las montan allí para que lancen hojitas de propaganda. Terrible. Las orquestas nuestras ya no están en el desfile de la Batalla de Flores. Champeta a la lata, una manifestación cultural importantísima de Cartagena que no tiene cara de marimonda, ni de garabato, ni de torito. La champeta se ha ganado su lugar, conozco a algunos de sus exponentes, pero no tiene nada que ver con el carnaval nuestro. Está bien para las fiestas populares pero no para los actos centrales donde debe sonar la música vernácula, de nuestros ante pasados. Bueno, fiestas populares que también se han acabo gracias a privatizar el carnaval a través de los desfiles. Ya no hay verbenas de barrios, ni los asaltos familiares, ni las fiestas en los colegios. Hoy las pocas “casetas”, que realmente no lo son, donde presentan los mismos artistas a través de un carrusel toda la noche. En algunos sitios la orquesta esperada llegada a las seis de la mañana gracias a ese trote de presentar a los mismos. Antes las orquestas eran de planta y tocaban tres tandas como mínimo. Hoy tocan una, a veces. Se llegó a tanto, esta vez, que en el Festival de Orquestas hubo un show de Rubén Blades que nada tenía que ver con el festival y hasta Telecaribe se vio relegado pues solo pudo mostrar dos canciones de Blades pues cobraban derechos de autor sus manejadores. Terrible. De igual manera, la presentación de Carlos Vives y otras orquestas internacionales se tuvo que hacer en un buen sitio como la Base Naval pero muy estrecho para la clase de espectáculo. Hoy día, Carnaval S.A. solo mide su éxito a través de cuánto se gana en las fiestas. Los hacedores del carnaval, los músicos, las tradicionales comparsas y cumbiambas, las letanías y toda manifestación cultural ha sido relegada por el utilitarismo, por las carrozas de muy mala calidad (las pocas que vimos), las reinas de los barrios y municipios por modelos que intentan bailar sin saber y sin conocer el menor atisbo de la historia del carnaval. Hay que parar esto. Los hacedores del carnaval deben reclamar lo que les pertenece por tradición e historia. Hoy el carnaval nuestro está totalmente desvirtuado. Es como si en el carnaval de Río de Janeiro dejaran de bailar samba en los desfiles o que en cada nalga de sus bailarinas aparezca un anuncio publicitario. Párenle bolas, no sigan matando a la más grande manifestación de cultura ancestral que existe en nuestro país por rendirse ante la adoración del dinero…