sábado, 5 de junio de 2010

prensa cachaca "Júnior, el campeón y los números de la suerte" pa joderte somos campeones y que


A la hora de encontrarle explicación a la sexta estrella rojiblanca, sobran los argumentos y, en especial, las cifras.

Si se pudiera medir el grado de fortuna que tuvo Carlos Bacca el miércoles en el Metropolitano, seguramente el índice apuntaría a lo más alto, pero al azar no se le puede atribuirse únicamente la nueva consagración de Atlético Júnior en el rentado colombiano.

Por más que el gol que bajó la sexta estrella rojiblanca llegara de un rebote, la campaña tiburona a lo largo del Apertura demuestra que la solidez en condición de local, la contundencia en el arco rival y la seguridad en el propio terminaron por redondearla de la mejor manera posible.

“Fuimos los mejores y la campaña en sí no deja dudas de ello”, dijo sin modestia alguna el artífice de la segunda vuelta olímpica juniorista en el Metropolitano. Y es que Diego Umaña fue el único que aprovechó el camino más corto hacia la gloria y después de 22 partidos gritó campeón con fuerza y argumentos de sobra.

Por ejemplo, dirige al primer equipo en la Reclasificación con 38 puntos, de 66 disputados, lo cual arroja una producción del 58%. De esa cantidad obtenida, 30 los consiguió en Barranquilla, de donde sólo el Real Cartagena pudo llevarse algo, aquel triunfo 0-3 que puso en riesgo la clasificación a la semifinal.

Igual 10 victorias en casa justifican de sobra el título, aunque fuera del Metro la realidad resultó ser otra, totalmente contraria: ocho unidades de 33 disputadas. No obstante, esa falencia la suplió con el poder anotador que lo llevó a tener la segunda mejor delantera del torneo con 34 goles, de los cuales 12 le correspondieron a Carlos Bacca, uno de los dos máximos artilleros del campeonato, quien confesó que “pedir más es imposible, porque marcar el gol del título y con ese llevarme además el botín de oro es algo que muchos sueñan, pero pocos logran”.

De todas formas, el delantero de Puerto Colombia resaltó el trabajo de sus compañeros, empezando por el de Carlos Rodríguez, tercer arquero a comienzo de temporada y que terminó tapando los partidos más importantes (los dos de semifinal y el par de la final). Por eso Peto ni se la creía con la medalla dorada en su pecho y menos cuando supo que ayudó a que Júnior tuviera la segunda valla menos vencida con 21 tantos recibidos.

La diferencia de gol final de los de Umaña fue de +13, el número al que muchos asocian con la suerte, esa misma que tuvo algo que ver en el júbilo rojiblanco del miércoles, pero que no puede ser la única explicación de un título que tiene a Barranquilla de carnaval y a un equipo con sed de revancha para la próxima edición de la Copa Santander Libertadores.

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