jueves, 7 de octubre de 2010

Un Édgar Rentería nostálgico vuelve a la postemporada


Por Nilson Romo Mendoza

Édgar Rentería Herazo (Barranquilla 1975) vuelve a una postemporada en las Grandes Ligas después de cuatro años y lo hace en un momento de presiones, con el retiro más cerca. Desde San Francisco, donde sus Gigantes empezarán hoy la serie divisional, ante los Bravos de Atlanta, y por el hilo telefónico, su voz tiene un dejo de nostalgia, añora los primeros 12 años maravillosos que comenzaron en 1996 en las ligas mayores y su único título mundial con los Marlins.

Ahora, el cuerpo también le habla, ya no es el mismo short stop de 80 kilos. Tiene 35 años, pesa 90 y se ríe de sus huesos. Desea que vuelvan a “pegar”. Las lesiones musculares y el codo derecho, que fue sometido a una cirugía hace 10 meses, ha sido la cruz. Por primera vez, en 14 años, la temporada fue un calvario al no superar los 100 juegos que era lo mínimo que podía jugar. Estuvo en 72 y se perdió 90.

Mientras su impotencia es matizada con deseos de lucha, entrenamientos y fisioterapia sin descanso, el preámbulo del juego ante Atlanta tiene al mánager de Gigantes, Bruce Bochy, pensando en decidir lo mejor para enfrentar la serie. La crítica analiza si los tres mejores pagados del equipo: el lanzador Barry Zito, que abriría el tercer juego, Rentería, y Aaron Rowand, jardinero central, deben jugar.

Rentería está en octubre y solo piensa que es un mes de peloteros expertos. “Estoy bien, todo chévere. Me encuentro saludable, bastante bien”.

¿Comenzará en el ‘line up’ de los Gigantes ante Atlanta?

Todo ha cambiado. Este año ha sido difícil por las lesiones, no estuve participando en los últimos juegos de la temporada, porque eran bien cerrados y Juan Uribe, Pablo Sandoval, Freddy Sánchez, titulares del campo interior, han estado en mejor forma, con más actividad. Pero para las finales cambian las cosas.

¿Lo dice por su pasado?

Como siempre hacen todos los mánager: en este mes cuenta con sus veteranos, porque tienen experiencia en playoffs. Espero que Bruce Bochy lo piense. Ojalá sea así y presente el equipo de esa manera, si no, esperar la oportunidad, porque no la he tenido en la temporada.

¿Siente que el mánager no puede negar sus antecedentes?

Creo que sí, y no veo por qué. Tengo claro que no he jugado, ha faltado continuidad este año, porque los que me han reemplazado han estado en juegos más decisivos. Tuve inflamado el codo derecho y la parte posterior. Me producía dolor tirar y hacer ‘swing’ con el bate. Faltando cuatro juegos estaba listo, me sentía bien, sin dolor en el codo, pero era imposible jugar y coger el paso por lo que se estaba decidiendo en la temporada.

¿Por eso es diferente jugar una postemporada?

La realidad es lo mismo, un juego más. Es más cerrado. Menos errores, equivocaciones y hay más concentración. Es muy difícil jugar los 162 juegos de la temporada, que jugar estos cinco juegos.

¿Cómo se ve una temporada desde el dugout?

La temporada ha sido diferente. Yo que he participado en todos los campeonatos, en algunos playoffs, estar sentado, viendo a los compañeros luchar en el campo es algo extraño y más porque todos los peloteros, cuando comenzamos los campos de entrenamiento, pensamos en llegar a la final. Uno lesionado sin poder hacer nada por el equipo es algo difícil. Pero así es la vida. La entiendo y debo seguir luchando para terminar fuerte la temporada y ver qué puede pasar el otro año.

¿Cómo es ese Rentería animando a los compañeros titulares?

Soy un pelotero que no grita, ni hago bulla para animar a los compañeros para que hagan algo. Si veo algo y quiero expresarlo, lo llamo aparte, le digo de manera individual lo que tienen que hacer. No trato de llevarme ese… como… esa... ¿Cómo se dice?

Édgar busca la palabra para definir la situación…

¿Protagonismo?

Sí. No me quiero llevar ese protagonismo, que me vean las cámaras, los fanáticos, la gente llevarme ese papel con los jugadores.

¿Por eso no se dejó ver el domingo en las celebraciones del título de la División Oeste de la Nacional?

Sí, me alejé, pero celebré. No como fanático. Sentí el título, porque es mi equipo, no como otros años. Estoy contento y lo que hago es por mis compañeros. Seguiré luchando, pero no es lo mismo ganar jugando que hacerlo sentado.

Este equipo no tiene una figura, se habla de mucha humildad, ¿cómo lo define?

Este equipo es de unión. No hay superestrellas y se ve en el campo. Y los equipos unidos son los que ganan.

Su momento cumbre es la Serie Mundial que ganó con Marlins en 1997. ¿Se parece este Gigantes a aquel equipo?

No sé. En ese año en los Marlins no había tanto veterano como los tiene este equipo de Gigantes. Bueno, no sé si los Marlins era de veteranos, porque yo era novato. Pero sí creo que este año Gigantes tiene mezcla de veteranos y jóvenes muy talentosos. Aquel Marlins estaba más preparado.

¿El pitcher Tim Lincecum es garantía para que Gigantes gane el primer juego?

Dará el 100 por ciento, lo demostró en la temporada, cuando estuvo ganó y perdió, lo dio todo. Es un pitcher que te garantiza confianza y eso es lo que necesitamos y queremos.

¿El pitcheo es clave para estas series cortas por encima del bateo?

Los equipos que están en las finales tienen pitcheo y lo demás. Están en la final porque tienen dos o tres lanzadores buenos. En finales cortas se verá cuál es el mejor.

Bravos tiene un mánager muy experto como Bobby Cox ¿Qué le teme a Atlanta?

Bobby siempre es un avión en el béisbol. Por ese lado no hay que tener miedo, sí respeto, pero tenemos equipo para avanzar y llegar a la final de la Liga Nacional.

¿En la otra serie ve favorito a Filis o a Rojos?

Son dos equipos muy buenos. No se sabe qué puede pasar. Rojos tiene un bateo fuerte. Lo demostró contra nosotros en las series que los enfrentamos en San Francisco y contra nuestro buen pitcheo. Filis tiene lanzadores efectivos, pero la ofensiva es poderosa. Ahí se verá quién es el mejor.

Y si pasa Cabrera y Rojos y Gigantes, será una final de la Liga Nacional con dos colombianos...

Ojalá lleguemos y aseguremos un colombiano en la Serie Mundial. Chévere que Orlando Cabrera y yo estemos en esta instancia. Orlando como siempre luchando y haciendo su trabajo. Ojalá que le juguemos bien a Atlanta y podamos pasar a la siguiente ronda.

¿En la Liga Americana a quiénes ve fuertes?

Si de este lado se batea, allá es más increíble. Los cuatro son fuertes y con dos y tres buenos lanzadores hacen la diferencia. Tampa llegará lejos. No sé pero lo siento. Y cuidado con los Yanquis, siempre favoritos con sus piezas claves.

Se quedaron los Padres, con otro colombiano, Ernesto Frieri. ¿Cómo lo vio?

Hablé con Frieri antes del juego del domingo. Lo vi muy bien, con mucho futuro y ahora pedirle a Dios que le dé mucha salud para que siga haciendo su trabajo. Sin Dios nadie puede hacer las cosas. Si tienes salud y talento sabes lo que puedes hacer y es lo que tuve cuando empecé en las Grandes Ligas y por eso hice lo que se tiene que hacer.

Su adiós está cerca, lo admitió desde el año pasado. ¿Qué podría cambiar la decisión?

Dependerá no de un resultado en postemporada, sino cómo me siento después de la temporada, reflexionaré. No decidiré en enseguida. Lo haré en casa, descansando y será bien pensado.

En Gigantes se apuntan a que usted es de los que más gana, pero para usted seguir no es solo dinero…

Siempre he sido orgulloso con mis contratos. Demuestro lo que valgo en el campo. El tema económico no decidirá si sigo. Es el tiempo y el descanso me ayudarán a decidir.

¿Será posible su regreso al béisbol profesional y ahora con seis equipos
participando?


Es bueno lo de los seis equipos. Ya no será como dice la gente que el torneo es aburrido, porque son los mismos cuatro equipos. Será otro campeonato, en la Costa y otras ciudades del país. Se verá en el respaldo.

Jugó con Caimanes en 2007 e hizo una promesa en EL HERALDO en 2008 cuando estaba en los Tigres de Detroit, que volvería...

Vamos a ver si subo y decido. Tengo que recuperarme bien y pegar estos huesos bien. Je, je (risas). Estoy en la lucha todavía. Ojalá juegue pronto y para eso estoy. Quiero demostrar lo que siento.

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