lunes, 17 de septiembre de 2012

"Me dan ganas de meterme y anotar" VALENCIANO


POR EL ESPECTADOR.COM


Iván René Valenciano, exdelantero de la selección de Colombia

Por: Juan Diego Ramírez Carvajal / Enviado Especial a Barranquilla

‘El Bombardero’ analiza el equipo de José Pékerman y lo compara con la generación de ‘El Pibe’ Valderrama, en la que él jugó. Dice que hay que ganar en Santiago, contra Chile.



Ya retirado, Iván René Valenciano evoca sus tiempos en la selección y asegura que esta generación también puede ir a un Mundial. / Cortesía - El Heraldo
“¿Carrera 7B con 19-39?”, dice contra el viento un señor de barba larga, maneras lánguidas, dicción viciosa, sentado en un andén del barrio Simón Bolívar de Barranquilla, y sin reacción ante la pregunta. “¡Ah! ¿La casa de Iván René Valenciano? ¡Es allá!”, responde una vez más, mientras señala al frente con su dedo torcido. “Ésa, la de paredes y rejas verdes”. El Bombardero, exjugador de la selección de Colombia vive en la casa de siempre, en la que queda a seis cuadras de la cancha donde ganaba 100 pesos y un pollo por jugar en el equipo del restaurante El Bambuco cuando apenas empezaba en el fútbol.
Luego actuaría en nueve equipos de Colombia y se convertiría en el segundo máximo goleador histórico de la liga, con 217 tantos. Ahora El Gordo Valenciano tiene 40 años y pesa 80 kilos, 36 menos que cuando se operó en 2007. Aún le piden en las calles que vuelva a jugar, que si Anthony de Ávila lo hizo a los 45 por qué no él. “Espérame cumplo 45 a ver si me dan ganas de regresar”, dice en broma, sentado en una de las mecedoras, como siempre lo hacía su padre Ariel, que murió en mayo pasado de un infarto.
Sentado en ese sitio verá el partido del martes entre Chile y Colombia, en Santiago, así como lo hizo en el juego del viernes pasado, la victoria 4-0 contra Uruguay. “No soy de ir al estadio. Porque me da rabia, se me sale el hincha, entonces prefiero verlos por televisión”, dice este barranquillero que le abrió las puertas de su casa a El Espectador.
Y ahora, ¿a sufrir con Chile?
Aparte es un rival directo. Complica a cualquiera en el continente y en el mundo. Lo demostró en el pasado con el técnico Marcelo Bielsa, y lo está haciendo ahora con Claudio Borghi. Pero nosotros tenemos buen equipo y podemos tener una buena actuación. Eso, con los tres puntos del viernes, nos metería adelante en la carrera para clasificar a Brasil 2014.
¿Qué piensa de un jugador de su naturaleza como Falcao?
Es un delantero fuerte, potente en el juego aéreo. Lo ha demostrado jugando en una liga tan importante como la de España, en la Uefa, en la Supercopa. Es un artillero poderoso por donde se le mire. Te define como sea.
¿Hay que seguir intentando jugar para él?
Sí y no. Más allá de que siga teniendo una racha como ésta, se debe pensar en Colombia; si nos dedicamos a un solo jugador se nos complica. No siempre hay que buscarlo y que él resuelva. Está bien que sea una alternativa para el equipo, como ahora también lo es Teófilo Gutiérrez o los que entren.
¿Cómo aprovecharlo de visitante en Santiago?
Que cuando los volantes, como Macnelly Torres y Giovanni Moreno, y los laterales Camilo Zúñiga y Pablo Armero suban le den más posibilidades. Él queda mano a mano y es letal, te define. Él tiene una y la mete. Pero hay que crearle jugadas.
¿No le dan ganas de meterse y anotar usted?
Sí, me gustaría bastante. Además que uno como hincha, frente a un televisor, la ve fácil. Pero igual desde que me fui de la selección he tenido la tranquilidad de ver delanteros de mucho peso; lástima que no hayan jugado atacantes en racha. Esperemos que Falcao y Teófilo sean esos hombres.
¿El peso que tiene ahora lo dejaría jugar otra vez o no?
(Risas) Profesionalmente, no, sería irresponsable. Pero sí estoy disputando un torneo en la cancha del Simón Bolívar con el equipo Moncillo. Llevo 10 goles, dos menos que el goleador. El peso me tiene contento: estoy en 80 kilos. Alcancé a estar en 116, bajé a 77, volví a subir a 96 y ahora estoy así.
¿Qué era lo que más le subía el peso?
La pizza, la hamburguesa, los chicharrones. Mejor dicho, la comida chatarra y la cerveza, que es muy típico de los costeños. Antes tomaba mucho, ya no tanto. Y también había algo: la pasta. En Italia, cuando jugué en Atalanta, me preguntaba por qué esos italianos comían todo el y día no eran gordos, pero yo sí. Nunca lo pude controlar.
¿Qué le decían los técnicos por eso?
El Bolillo Gómez me decía: “Hermano, si la está metiendo, por mí siga pesando 100 kilos”.
Como los de esa generación, ¿también considera a ‘El Bolillo’ como un padre?
Siempre hubo mucha confianza, los que estuvimos en ese tiempo sabíamos que podíamos contar con él. Le pedíamos permiso para salir. Incluso, él te acompañaba o te llevaba a tus citas y esperaba a que terminaras para llevarte de vuelta.
¿Esa generación pudo hacer algo más, por ejemplo en Estados Unidos-94?
Pero nos afectó muchísimo que Pelé dijera que íbamos a ser los próximos campeones del mundo. Las ofertas de los clubes empezaron a llovernos, se generó una cierta competencia porque a raíz de eso todos querían ser titulares. Luego Hárold Lozano, Herman Carepa Gaviria y yo nos reíamos de todo eso, porque éramos un equipo con posibilidad, pero el torneo nos cogió preciso en la curva descendente.
Seguramente influirían también las amenazas desde Colombia. ¿Maturana y ‘Bolillo’ debieron quedarse callados en lugar de contarles esa situación?
Sí, las cosas extrafutbolísticas tenían que quedarse afuera. Había que dejarlo así. Entonces uno entraba a la cancha y pensaba de todo, en la familia, en lo que podía pasar si uno erraba un gol. Esas no son cosas que pasen, como también lo fue el asesinato de Andrés Escobar.
¿Cómo se enteró de eso?
Estaba en Santa Marta, acababa de regresar de Estados Unidos. Un policía toca la puerta, me avisa lo que pasó, no lo podía creer y me trajeron escoltado hasta aquí. No éramos muy amigos, pero sí teníamos muy buena relación. Eso nos marcó a todos.
Así como el 5-0 a Argentina, hace 19 años...
Bastante. Yo estaba sentado en el banco de suplentes junto a Hárold Lozano y atrás de nuestro camerino estaba Diego Maradona. La gente nos gritaba de todo e incluso yendo al estadio nos habían roto los vidrios del bus. Pero luego reconocieron la victoria porque Colombia lo hizo muy sencillo. cada vez que llegábamos, gol. Ningún suplente entró, ni siquiera calentó ni se quitó la sudadera. Eso hablaba de la confianza que tenía ese equipo. Eso nunca más lo volveremos a ver.
Tampoco volveremos a ver a un jugador como ‘El Pibe’, ¿o sí?
Va a ser duro. Él era una persona tranquila, pero cuando entraba a la cancha se transformaba, nunca bajaba los brazos. Pedía el balón, se echaba el equipo el hombro. Y había que dársela o si no se enojaba, tanto como cuando uno se comía los goles. En Júnior me decía: “¿Ajá pollo, qué, la meto yo? ¿Hasta cuándo?”.
¿Alguna vez le respondió?
No, y no porque me faltara valor, sino por el respeto y la credibilidad. Una vez Víctor Danilo Pacheco se paró en una charla en Júnior y le dijo al técnico Julio Comesaña que El Pibe nos puteaba mucho a él y a mí. Entonces El Pibe se paró y dijo que éramos unas señoritas y nos explicó: “Miren, yo he sido el mejor jugador de América, he jugado en todas partes, pero nunca fui campeón en Colombia. Y al Júnior vine a eso. Al que no le guste como soy en la cancha que diga”. Esas palabras fueron santo remedio y ese mismo año fuimos campeones. Toda la vida, incluso todavía, sigue asumiendo la responsabilidad de líder.
¿Acaso sigue hablando a menudo con él?
Claro, además somos socios en algunos negocios. Toca llamarlo, eso sí, porque se rehusa a tener pin y Whatsapp, él prefiere una agenda vieja con todos los teléfonos. Sigue teniendo su número de celular de siempre. Por ahí me llama y nos avisa a mí y a mi hermano que ha resultado plata de los negocios. “Hay maíz, hay maíz”, dice. Es un cuento.
¿Será que esta generación puede acercarse a la que ustedes integraron?
Tienen un buen equipo y grandes jugadores. Yo quiero creer que tienen lo necesario para clasificar al Mundial de Brasil 2014. Para eso tenemos que ganarle a Chile o al menos sumar, porque perdimos cinco puntos en el Metropolitano y con el triunfo ante Uruguay apenas cuadramos caja.

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