viernes, 21 de mayo de 2010

La final de Champions transforma Madrid


MADRID -- La final de la UEFA Champions League, que se disputará el sábado, en el estadio Santiago Bernabeu, ha cambiado, provisionalmente, parte de la cara de la ciudad, tomada por decenas de miles de seguidores del Bayern Munich y el Inter Milán.

Mientras los aeropuertos madrileños de Barajas, reforzada por la base aérea de Torrejón, multiplican sus esfuerzos en las últimas horas para hacer frente a la llegada incesante de vuelos procedentes Alemania e Italia, que alimentan de seguidores a Madrid, las principales calles de la ciudad respiran ambiente puro de fútbol.

Con más de un día de antelación aficionados del Inter y del Bayern ya rivalizan en la sede de la final. Hasta ahora, sin incidentes reseñables. En buena sintonía.

Representantes de uno y otro equipo chocan las palmas de sus manos cuando se cruzan. Se fotografían juntos seguidores rojiblancos, como viste ahora el conjunto de Múnich, con los ataviados por los colores azul y negro. Del Inter.

Armonía hasta el momento para elevar el ánimo de la ciudad. En puertas del fin de semana. Mediatizada por las alertas de la crisis. Acelerada diariamente en su ritmo de vida. La final del sábado, en los alrededores del estadio, aparca la sensación de laborable.

El fútbol ahoga penas. Las apuestas, los pronósticos aplacan, de momento, los temores de la crisis.

Todo permanece al margen. Los seguidores, como suele ocurrir, no han reparado en gastos para contemplar el momento histórico de sus equipos. Para la vuelta a la elite, entre los mejores, de dos equipos de leyenda. Dos que ya saben lo que es reinar en Europa. El Inter, con más de cuarenta años de sequía en la gloria del viejo continente. El Bayern, con cuatro Copas, rey de los años 70 que después ha rememorado su grandeza.

Ni siquiera los reventas han tenido en cuenta el bajón económico. Ver una final, si uno ha llegado sin entrada, está a un precio disparatado. Novecientos o mil euros por una localidad de grada. No hay rebajas. Los negociantes pretenden dar un salto de gigante para paliar la crisis. A medida que se acerca la hora del partido y crece la desesperación por la entrada al estadio la cuantía sube.

El Paseo de la Castellana, la principal arteria de la ciudad, ha transformado sus trazos. Nada respira blanco en los alrededores del Bernabeu, ataviado por gigantescos paneles dorados en sus paredes que reclaman la final de la Copa de Europa en la que el Real Madrid no pudo estar.

Indicaciones en inglés por todas partes. Hasta en las aceras, para indicar los puntos de encuentro de las aficiones y los lugares estratégicos para la final. De momento, cada uno transita a su aire, con la frescura de la llegada aún reciente y con las fuerzas intactas a pesar del calor que invade la ciudad. Especialmente en las horas centrales. El frío quedó lejos.

La tienda oficial madridista, incluso, ha transfigurado sus escaparates. Ya no están a la vista las camisetas de Cristiano Ronaldo o Kaká. Ropa oficial de la 'Champions' viste a los maniquíes que se contemplan desde fuera. Ahora no es la tienda real. Es el supermercado europeo. Como las proximidades del estadio, plagadas de quioscos de productos oficiales.

Al margen, vendedores clandestinos, nada que ver con lo oficial, ofrecen recuerdos de la final a precios accesibles. A hurtadillas.

Los invitados, de paso, suponen un alivio para los comercios. Sin nada fijo, la mayoría, el recurso de la comida, rápida o sosegada en cualquier terraza, son una alternativa. Demasiado tiempo y espacio hasta la hora del partido.

La final está al margen de la agitación de la ciudad, con las prisas puestas para alcanzar el fin de semana. Poco va con ellos una vez desplazado el protagonismo español de la final. Por contra, cerca de treinta mil alemanes y otros tanto italianos se expandirán por la ciudad. De momento, próximos al Santiago Bernabeu, donde los motivos futbolísticos son una alternativa de ocio. Después, las zonas turísticas de la ciudad, objeto de deseo de los llegados, que pretenderán rentabilizar el cuantioso viaje para saber más de las entrañas de la ciudad.

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